Este momento es recordado como uno de los más increíbles en la historia de la medicina. En 1922, un grupo de científicos llegó a una sala de hospital llena de niños en coma, muriendo lentamente por cetoacidosis diabética. Imagina esa escena: un cuarto entero, padres sentados al lado de sus hijos, esperando lo inevitable… la muerte.
Los científicos fueron cama por cama, inyectando en cada niño un nuevo y purificado extracto: INSULINA. Justo cuando estaban administrando la inyección al último niño en coma, algo extraordinario sucedió. El primer niño en recibir la insulina comenzó a despertar.
Uno por uno, todos los niños salieron del coma diabético. Lo que era una habitación llena de dolor y pérdida se transformó en un lugar de alegría y esperanza.
Gracias, Sir Frederick G Banting, Charles H Best y JJR Macleod. Como si descubrir esta milagrosa medicina no fuera suficiente, hicieron aún otro sacrificio por el bienestar de quienes sufrían.

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