Su fe era el corazón oculto de su mundo, no su bandera
Tolkien fue un católico devoto, profundamente influenciado por el pensamiento medieval, la liturgia, y los valores del cristianismo. Sin embargo:
“El Señor de los Anillos es, por supuesto, una obra fundamentalmente religiosa y católica; inconscientemente al principio, pero conscientemente al revisarla.”
– Carta 142, a Robert Murray, SJ
Aunque lo religioso no aparece explícitamente, su visión del bien, del sacrificio, de la redención, y del mal tiene raíces profundamente cristianas. No hay iglesias, ni cruces, ni sacerdotes, pero el alma de su mundo está sostenida por valores espirituales.
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