¿Cómo llegó aquella España gloriosa - que durante dos siglos se mantuvo fiel a Santo Tomás y a su visión del mundo - a desintegrarse y confundirse?
Convengamos en que la gesta
evangelizadora fue un hecho único por sus dimensiones, por el esfuerzo y por el
resultado. Claro que el costo por sostener esa presencia implicó un enorme
desgaste que la desangró y al morir Felipe II comienza su declinación.
Europa había mutado el Sacro
Imperio Romano Germánico (que pensara Carlomagno) en distintas naciones ambiciosas.
Esa España débil fue el objetivo, porque era católica y porque tenía colonias
que progresaban. Así Guillermo de Orange llevó a los holandeses del norte (tan
calvinistas) a fundar la Unión de Utrecht en 1579 y a disputar con España- que
la vence- no obstante y merced al auxilio británico logra que Holanda se
independice. Todo le sale mal a España. El rey Felipe II planeó invadir
Inglaterra para restaurar el catolicismo y acabar con el apoyo inglés a los
protestantes en Holanda. Aquella Armada Invencible no resultó tal y Holanda se hace dueña de los mares. El desafío de
defender a la Iglesia, a la tradición romana y a la presencia en América fue demasiado. Los
monarcas de la casa de Habsburgos dieron paso a los Borbones y esto fue fatal. Después
de la Guerra de los Treinta Años firma la paz de Westfalia. Así se instaura la
libertad religiosa y la independencia de Holanda, de Suiza y de Dinamarca.
Entre las consecuencias
disminuye el poder del papa: la suerte de España y la Iglesia están unidas en este momento.
Empero el gran enemigo fue
Francia. El mariscal francés Condé vence en la batalla de Rocroi en 1643. Hillarie
Belloc dirá en su libro Richelieu (editorial Juventud) que:” este fue el artífice material de la grandeza
francesa a costa del imperio español”.
Concluimos que la aparición
de Lutero y de su reforma cambió el escenario político de Europa. Prontamente esas
ideas se consolidaron y la lucha con el catolicismo se sostuvo y sostiene hasta
nuestros días. Ha crecido el luteranismo en detrimento del catolicismo. Triunfaron
las ideas liberales, el antropocentrismo y Dios comenzó a ser un objetivo de pocos.
La guerra finalizó con la Paz de Westfalia en 1648, con los tratados de
Osnabrück y Münster. Como se suponía Francia se consolidó como gran
potencia. Westfalia sentó las bases de un nuevo sistema de estados modernos,
con soberanía sobre sus territorios sin depender de nadie.
También perdió la Iglesia católica con el advenimiento del culto a la
razón y a la ciencia. Holanda e Inglaterra construyen sus fuerzas merced a actos de
piratería y robo y finalmente fomentan ideas de libertad para dominar a bajo
costo: las indias se dividen en pequeños estados que sufren y pelean entre sí
con armamento europeo. Nos da tristeza ver como manipulan gobiernos con
caudillos comprados, con funcionarios que responden a la masonería, con préstamos
innecesarios y con pueblos que padecen contemplando sus sueños de grandeza
esfumarse.
Nos preguntamos
entonces: ¿Fue negocio el descubrimiento de América? ¿Dónde quedó el oro que la
leyenda negra le atribuye robar? Es evidente que las cosas no fueron así.
España se inmoló en la evangelización. La corona (hubo buenos y malos) gastó mucha energía en
las Indias: hospitales, universidades, urbanismo, ejércitos etc. Hoy lloramos
esta España y este orden mundial que nos empequeñece y nos quita margen de
maniobra. Los conflictos seguirán porque la guerra amigos es un gran negocio y
lo demás…lo demás no importa.
Eduardo Agustín
Gil
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