Que se muestre interés por la filosofía, no atestigua de ninguna manera que se tenga una preparación para el pensar. Aun el mismo hecho de que nos hayamos entregado profundamente durante años al estudio de los tratados y escritos de los grandes pensadores, no es garantía de que pensemos, o, lo que es más, de que ni siquiera estemos preparados para aprender a pensar. Incluso, la ocupación con la filosofía puede embaucarnos con la obstinada apariencia de que nosotros pensamos porque "filosofamos.
¿A qué se llama pensar?,
Filosofía, ciencia y técnica,
Martin Heidegger.
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