La clase política de Bélgica ha estallado de rabia ante las palabra del papa Francisco definiendo lo que es el aborto: un asesinato perpretado por sicarios. El parlamento belga fue ayer escenario de un espectáculo proabortista en la que el primer ministro del país recibió los aplausos incluso de la oposición. El Nuncio ha sido convocado por el mandatario para que dé explicaciones.
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