La inauguración de los Juegos Olímpicos se vio empañada por una burda parodia de la Última Cena.

 


Durante la ceremonia de apertura un grupo de personas travestidas parodió a Jesús y los apóstoles mientras un cantante disfrazado de Baco (dios del vino) se retorcía sobre la representación de la mesa.

Es que ya ni disimulan. Usan al "dios" del vino para burlarse del que en la Última Cena convirtió el vino en su propia sangre.

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