Cine. Crítica: Las llaves del reino por Patricio Ferro

 

Las llaves del reino es una película realizada en Hollywood en 1944, con la dirección de John M. Stahl, y protagonizada por Gregory Peck como un joven sacerdote escocés a cargo de una misión en la China de comienzos del siglo XX. Y completan el elenco Rose Stradner, Thomas Mitchell, Edmund Gween, Benson Fong y Vincent Price, entre otros.

La historia, adaptada de la novela de A. J. Cronin, arranca con un Padre Francis Chisolm (Peck) anciano, a quien cuando quieren jubilar de una parroquia católica en Escocia descubren su diario. Y a través de un racconto se nos cuenta la historia de su vida, comenzando por su niñez, y siguiendo con su vida misionera en China. Es así como se nos muestran diferentes episodios que abarcan desde su llegada al país siendo joven y su retirada siendo anciano.

En primer lugar es necesario ubicar el contexto en el que se sitúa la producción de esta película. Ya que durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, en Hollywood buscaban historias optimistas, para brindar un mensaje de esperanza cristiana. Y es así como llega esta película luego del éxito de "La canción de Bernardette", sobre la Virgen de Lourdes, y contemporánea a "Siguiendo mi camino", con Bing Crosby como el padre Chuck O'Malley, que ganó el Oscar a la Mejor Película ese mismo año.

Así como también vale la pena destacar el trabajo de Gregory Peck, nominado al Oscar como Mejor actor, como este personaje complejo, cuya humildad no le deja ver los enormes frutos de la obra de toda su vida, habiendo empezado desde cero, y que los demás descubren al leer su diario. Lo que tendría que haber sido reforzado con un mayor desarrollo de sus dos antagonistas la madre María Verónica (Stradner), y Monseñor Angus Mealey (Price), con los que confronta en las diferentes maneras de dirigir la misión.

En conclusión, Las llaves del reino es un caso característico de cómo el cine  puede resultar un vehículo para transmitir la esperanza cristiana en épocas difíciles, como es también la actual. Además de ser un claro ejemplo del cine clásico de Hollywood, donde la falta de espectacularidad de los efectos visuales era reemplazada por una buena historia, que radicaba en una robusta construcción de personajes.

 




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