GENTA y CASTELLANI. El liberalismo.

En nuestro tiempo es necesario que se nos recuerde y enseñe qué es el liberalismo, aceptado por católicos poco formados, pero proclamado a su vez por algunos ideólogos progresistas y aprovechado por quienes detentan el poder desde hace tiempo, salvo alguna milagrosa excepción, porque Nuestro Señor es también oportuno para destacar la corrupción y bajeza con algún ejemplo contrario, luz que refleja más la miseria de los políticos modernos.

Nuestra Patria Argentina se constituyó por la obra de España en América, y de las primeras generaciones patricias que conquistaron la soberanía y realizaron la unidad nacional. La Patria, en el sentido de la tradición viviente y del territorio estable en el que nacieron los fundadores de nuestra soberanía política (Saavedra, San Martín, Belgrano, Deán Funes) era Católica e Hispánica, es decir, occidental.

La RUPTURA de esa tradición mantenida y enriquecida a lo largo de 300 años de vida española y los primeros 50 años de vida argentina, fue obra de la generación liberal triunfante en Caseros.

Sarmiento (con certeza llamado indeseable por un escritor argentino), con la mentalidad despreciadora de todo lo nacional, en especial del criollo, escribe un libro falaz, mentiroso: “Civilización o barbarie”.

Alberdi, en el capítulo 14 de las Bases, dice categóricamente: “Con la revolución americana acaba la acción de la Europa española en este continente; pero tomó su lugar la acción de la Europa anglosajona”.

En el capítulo XXX dice: “La constitución debe ser hecha para poblar el suelo solitario del país con nuevos habitantes, y para alterar y modificar la condición de la población actual. Su misión según esto, es esencialmente económica”.

Quiere decir que las Bases de Alberdi postulan el cambio del ser nacional como condición imprescindible para la civilización y el progreso de la nación. SIGNIFICA QUE LA ORGANIZACIÓN CONSTITUCIONAL DEBE HACERSE PARA ASEGURAR LA RUPTURA Y EL DESPRENDIMIENTO DEL PASADO HISTÓRICO.

En lugar de plantear la integración del ser nacional con lo que hace falta en el orden material, se quiere sustituir al hombre que hizo La Patria en soberanía por otro tipo humano, distinto hasta en la religión y en la raza. Así lo explica el sabio filósofo y mártir Jordán Bruno Genta.

Dijo el Padre Castellani hace décadas: “Yo no puedo vencer al liberalismo. Ustedes tampoco, ni cada uno ni todos juntos en un año ni en dos, aunque antes de una década es menester que esté vencida aquí ´Nuestra tradición liberal´ como dice Valmaggia con manifiesta inexactitud. Un hombre hereda de su padre una casa y una tuberculosis: la casa es tradición, la tuberculosis no es tradición”.

El coraje actualmente en Argentina se llama paciencia, con una gran dosis de decisión; el mal es profundo.

Hay cuatro cosas en el orden intelectual, cada cual más mala, que son la ignorancia, el error, la mentira y la confusión; y esto último, en donde estamos entrando, es la peor porque ya es demencia.

¿Me quieren decir lo que significa aquí la palabra democracia? ¿O la palabra cultura? ¿O la palabra libertad? Esas palabras significan confusión; o bien, si ustedes quieren, el presupuesto siempre subiendo y el decoro siempre bajando.

Un ministro del cual no quiero acordarme, desafió por radio antes de ayer a sus oyentes a que le enseñaran, si saben, "el remedio al déficit del presupuesto". Sospecho que él lo sabe al igual que yo:  la cuarta parte del presupuesto del país puede perderse sin que al país le pase nada en absoluto. Y ante todo al rubro entero denominado "cultura". El fomento de la cultura del país por parte del gobierno es matufia, mas bien estorba que fomenta; y en eso se despilfarran millones, inútil y viciosamente. Puedo hacer esto que digo con números, si fuera necesario.

Ni yo ni ustedes podemos vencer de golpe a Echeverría, a Ingenieros y a Repetto (yo ni siquiera puedo leerlos) pero podemos servir a la verdad o incluso, si Dios nos elige, podemos dar testimonio de la Verdad; lo cual es el gran grito del Cristianismo, el que hizo caer las murallas de la pagana Jericó.

Toda la religión de Cristo se encierra en esas dos palabras que el Señor impuso a sus apóstoles: Dar testimonio.

P. Luis Moisés Jardín Lahetjuzan

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